jueves, 22 de enero de 2009

TRABAJO DESDE CASA=TIMO ASEGURADO

Todo parece estupendo, el anuncio ofrece trabajar desde casa, tan solo con un ordenador, dedicando una o dos horas diarias de tiempo y con importantes retribuciones económicas. Pero esas ofertas de trabajo, que llegan a las cuentas de correo electrónico o son difundidas en sitios web, pueden convertirse en una perversa trampa para quienes las acepten.


Los "futuros teletrabajadores", una vez que contactan con el anunciante, completan un formulario para poder acceder al trabajo. No solo rellenan sus datos personales, sino también su número de cuenta bancaria, algo fundamental para poder realizar el supuesto trabajo. Todo parece normal, pero en realidad, quienes ofrecen el trabajo son empresas falsas que pretenden blanquear dinero procedente del phishing, una de las actividades ilegales más frecuentes dentro del universo de hackers y crackers.

Phishing

Mediante una aparente comunicación oficial de una reconocida empresa como puede ser eBay, PayPal o alguna entidad bancaria, los cibercriminales tratan de forzar a la víctima del phishing a que entregue sus datos personales, cuenta bancaria, nombre de usuario y contraseña para poder usar esa información en su propio provecho. El usuario es desviado a un sitio web prácticamente igual al que utilizan las empresas reales pero con alguna variante en la dirección http que no tiene nada que ver con la real. De este modo, es altamente factible que el engaño funcione con algún desprevenido.

Una vez que los estafadores logran hacerse con la información y entrar en la cuenta bancaria, ya están en condiciones de transferir el dinero robado a alguna cuenta. Claro está que si lo hacen a su propia cuenta, dejarían evidencias fácilmente rastreables por la policía. Es ahí donde se hace fundamental el papel del mulero, o mula humana. La persona que participará como intermediara entre el estafado y el estafador, permitiendo que el dinero sea lavado. Esa persona no es otra que la que mordió el anzuelo con el falso anuncio de trabajo.

Modus Operandi

En ningún momento, el mulero que está siendo engañado por pecar de confiado, sabe el delito en el que está incurriendo. La falsa empresa que le dio el trabajo le ingresará el dinero a su cuenta. Posteriormente le pedirá que se quede con una comisión del 5 o 10 por ciento y que envíe el resto a otro depósito, por medio de MoneyGram, WesternUnion o algún otro mecanismo de envío de divisas a un país del Este o de Sudáfrica. Así, de ese modo, la estafa estará consumada.

El problema principal reside en que la justicia no buscara al estafador, de quien no conocen los datos y se mueve entre las sombras, sino directamente a quien aparece como beneficiario del dinero robado. Ni más ni menos que el mulero, a quien se le exigirá la devolución del capital supuestamente robado, cuando en realidad solamente recibió una pequeña comisión.

Perfil de la victima

Generalmente, dentro de los engañosos avisos que circulan, el perfil buscado del mulero oscila entre los 21 y 50 años. Entre los requisitos que suelen enumerar figuran que el potencial empleado debe ser comunicativo, cumplidor, despierto, capacitado para ir aprendiendo en el proceso de trabajo y responsable. No hace hincapié en el nivel educativo y prometen una paga de 1000 a 4000 euros mensuales. Una cifra atractiva para un trabajo de solamente dos horas diarias, fácilmente combinable con otras ocupaciones. En otros casos, el único requisito imprescindible, ser titular de una cuenta bancaria será suficiente para poder convertirse en intermediario de una persona de la cual no sabe su nombre y jamás le verá la cara.

Uno de los principales problemas de esta práctica delictiva reside en que cualquier usuario de Internet puede ser víctima de este engaño. Tanto del mencionado phishing como de ser embaucado en la falsa oferta de trabajo. La necesidad económica o la ingenuidad de creer que en la red existe todavía el dinero fácil, pueden terminar jugando una mala pasada a cualquier persona que no esté prevenida e informada acerca de estas prácticas.

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