lunes, 23 de junio de 2008

LAS PIRAMIDES DE GIZEH





Las pirámides nos hablan de un país tan perfectamente organizado, que fue posible amontonar estas gigantescas montañas de piedra en el transcurso de la vida de un solo rey, y nos hablan de reyes tan ricos y poderosos que pudieron obligar a miles de obreros a trabajar para ellos año tras año, a extraer y transportar bloques de piedra, tallarlos...


Ningún rey ni ningún pueblo invertirían tantos esfuerzos en la construcción de una mera sepultura. Sabemos, en efecto, que las pirámides tuvieron su importancia práctica a los ojos de los reyes y de sus súbditos. El monarca era considerado como un ser divino que, al abandonar la tierra, volvería a la casa de los dioses: las pirámides le ayudarían probablemente en su ascensión y preservarían su cuerpo momificado de la destrucción.


Para la momia del monarca fue erigida la pirámide, y su cuerpo fue depositado en ella, en el centro de la gran montaña pétrea. La antigüedad nos ha legado muchas leyendas sobre las pirámides, terreno particularmente fértil entre los autores árabes. Según un manuscrito de la primera mitad del siglo X estas imponentes construcciones serían la obra del legendario rey Surid.


Cuando los astrólogos le comunicaron que se acercaba el diluvio, ordenó edificar estos tres gigantes para conservar documentos que reflejasen una imagen completa de la ciencia y del arte de aquel lejano período. En ellos, según la citada fuente, se almacenaron obras sobre aritmética, geometría, astrología y medicina, así como instrumentos de medida.


Sin embargo, las pirámides no siempre se han relacionado con un cataclismo natural como el diluvio. En la Edad Media los peregrinos que iban a Tierra Santa las consideraban como los graneros de José (así nos lo muestra un mosaico del siglo XIII en San Marcos de Venecia).


Cabe adoptar una actitud de gran precaución a la hora de reconstruir la vida y las costumbres de los egipcios en base a las pinturas y bajorrelieves de las tumbas, pues solemos hacer unas generalizaciones inaceptables desde el punto de vista científico, puesto que conocemos unas 600 tumbas de notables egipcios, separadas entre ellas unos dos mil años (las más antiguas son de la VI dinastía, pero la mayoría pertenecen al Imperio nuevo, es decir, a las dinastías XVIII y XIX), un promedio, pues, de 60 tumbas por siglo de notables inhumados según el ritual de Osiris.
Bajo el Imperio antiguo, de la III a la VI dinastías, el arte egipcio alcanzó su punto culminante en todos los dominios. Se establecieron un conjunto de reglas o normas de construcción y composición que predominaron casi durante tres mil años.


Los egipcios no tenían ningún nombre para designar la pirámide: quizás la base del término griego de pirámide se encuentra en la expresión egipcia "Per-emuss" que significa altura de la pirámide.


Enumeremos algunas cifras de la pirámide de Kheops: su altura es de 148,208 metros (148,73 m, o 146 m), la longitud de cada lado es de 232,8 metros (o 230,12 con una diferencia de 19,4 cm entre el lado mayor y el más pequeño), la masa de piedras utilizadas para su construcción es de 2.590.000 de metros cúbicos, acumuladas sobre una superficie de unos 54.000 metros cuadrados (se movieron unos 2,3 millones de bloques de piedra, de un peso que oscila entre las 2,5 toneladas y las 45, ajustándose de tal manera que entre bloque y bloque no existe ni un centímetro de separación). El ángulo de inclinación de las paredes es de 51º 52'. Está situada en el paralelo 30 y su base está orientada según los cuatro puntos cardinales. Midiendo la vara egipcia 0,525 m., el lado de la base de la pirámide tiene 440 varas y su altura 280 varas. La altura es igual al radio del círculo de la base, o sea la mitad de la diagonal del cuadrado.


No podemos negar que las proporciones de la pirámide se basan en cálculos matemáticos perfectos, al igual que sus pasadizos interiores y la cámara funeraria del rey. Sabemos que de esta habitación sal hacia e exterior un túnel oblicuo -boca de aireación- con espacios vacíos para reducir la enorme presión de esta masa de piedras.


Los rayos de la estrella Sirio, al pasar por el meridiano, entraban en la cámara del núcleo de la pirámide a través de un conducto, en el momento que se anunciaba el principio del año egipcio y la iniciación de las inundaciones. Wieslaw Kozinski llegó a las siguientes conclusiones. La construcción de la pirámide de Kheops tuvo que representar un complejo problema técnico de organización, en el que la preparación de los materiales, el ritmo del transporte, la organización del plan de construcción y la relación entre los diversos equipos especializados exigían una planificación de los trabajos muy estudiada.


La realización de este programa sólo pudo ser confiada a una "empresa" especializada, posiblemente estatal, altamente calificada y con posibilidad de dirigir mucha mano de obra. El gran taller necesario y el terreno para almacenar los materiales fueron instalados en una plataforma nivelada sobre la cual se levantó posteriormente la de Khefrén. Según Herodoto (11,124) la construcción duró 30 años (10 años para la carretera o rampa para el transporte de los materiales extraídos de las canteras del Tura y transportadas en barcas por el Nilo, y 20 años para la pirámide).


Durante tres meses al año debieron de trabajar en ella unos 100.000 obreros. Es la única pirámide totalmente terminada y el ángulo de inclinación de las caras es la mejor solución constructiva que nunca se adoptó. Supone, además, que las tres pequeñas pirámides situadas cerca de la cara sur de la gran pirámide no son otra cosa que maquetas, modelos, virtualmente a escala 1:10, que representan tres estadios del proyecto y se ejecutaron durante el proceso de construcción de la gran pirámide.


Respecto a la cámara real, sorprende que no esté situada en el eje del monumento, sino ligeramente desviada a la izquierda, que el canal de aireación desemboque al final del gran pasadizo y no en la cámara real, y que la habitación de la reina sí que esté en el eje. Para que el techo plano de granito de la cámara funeraria no cediera a causa de las fuerzas de presión de la piedra, construyeron encima cinco espacios de descarga; a pesar de ello, el techo se agrietó: quizás por ello no colocaron los restos del faraón en esta cámara; de ahí que no se haya encontrado la tapa del sarcófago real.


Las pirámides de la IV dinastía fueron ya concebidas como pirámides y no como superposición de mastabas. "Su construcción se iniciaba por la cámara sepulcral, por debajo del nivel del suelo, abriéndose una amplia zanja, construyéndose la cámara con bloques de granito i cerrándose con grandes piedras, a veces dispuestas en ángulo como bovedillas; al mismo tiempo se construía el túnel de comunicación con el exterior.


Sobre esta cámara se iban acumulando los sillares en hiladas escalonadas, hasta alcanzar la altura correspondiente y proporcionada a la base de la pirámide, para proceder seguidamente desde arriba a eliminar el escalonamiento y pulir las superficies, que se cubrían con electrón (aleación de oro y plata) en el vértice y con piedra caliza en las caras" (Azcárate, J.M., ob, cit., pág. 36)

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