jueves, 27 de marzo de 2008

LOS SANFERMINES





Los Sanfermines son una fiesta que se celebra anualmente en Pamplona (España) en honor a San Fermín. Los festejos comienzan el 6 de Julio a mediodía cuando desde el balcón del Ayntamiento se produce el chupinazo (cohete) y terminan a las 24h del 14 de julio con la celebre canción de despedida “pobre de mí”.
El escritor estadounidense Ernest Hemingway fue uno de los que contribuyeron a propagarlos mediante su libro Fiesta. Están considerados como una de las mejores celebraciones del mundo, junto a los Carnavales de Río de Janeiro y la Feria de la Cerveza de Munich. Durante esta semana de fiestas la población de Pamplona pasa de 190.000 habitantes a más de 1.500.000 personas.


Una de las actividades más famosas que se producen durante los sanfermines, es “El Encierro”, que consiste en una carrera de unos 800 metros delante de los toros y que termina en la plaza de toros. Los encierros se producen todos los días entre el 7 y el 14 de julio a las 8 de la mañana con una duración media de 2 a 3 minutos.

El encierro comienza al final de la cuesta de Santo Domingo. Este primer tramo, de unos 280 metros hasta la plaza del ayuntamiento, se considera tradicionalmente el más peligroso del encierro, porque es donde más rápido corren los toros, recién salidos, y se te acercan enseguida. En concreto la parte más peligrosa es el último tramo de la calle antes de la plaza del ayuntamiento, donde no hay ningún tipo de refugio para retirarse. Es conveniente saberlo para calcular donde ponerse para empezar a correr. En la parte baja del tramo hay una hornacina con una imagen de San Fermín a la que los corredores le cantan varias veces una especie de plegaria minutos antes de comenzar el encierro.

Existen una seria de normas a la hora de correr en los encierros, algunas son:
El Encierro es una experiencia irrepetible para el espectador y sobretodo para el que corre ante los toros.
Es un espectáculo que se define por el riesgo y la capacidad física.
El corredor poco experimentado ha de informarse de las características de esta peligrosa carrera y de las medidas de protección que necesariamente ha de adoptar por su seguridad y la de quienes corren a su lado.
El Encierro no es para cualquier persona, requiere serenidad, reflejos y excelente preparación física. Quien no reúne estos requisitos no debe participar. El riesgo es serio.
Es imposible correr todo el encierro, por ello, el corredor ha de elegir el tramo que le resulte más adecuado.
No se permite correr a los menores de 18 años.Es imprescindible, por la propia seguridad, llevar vestuario y calzado adecuados.
Se ha de participar libre de objetos que entorpezcan la carrera, incluidas mochilas y cámaras.
Sólo hay dos entradas al recorrido, que está vallado íntegramente (hay una doble valla, la primera para refugio de corredores, policía y asistencia sanitaria y la segunda para el público).
El acceso de los corredores al recorrido se cierra a las 7.30 horas.
Los participantes se han de situar en los espacios delimitados por las barreras de la policía local, cuyas instrucciones se han de respetar escrupulosamente en beneficio de la seguridad de todos los participantes.
No se permite, por su especial peligro, resguardarse antes de la salida de las reses en rincones, ángulos muertos, portales o establecimientos situados a lo largo del recorrido.
Se ha de correr en línea recta, sin cruzarse ni pararse delante de otros corredores.
En ningún caso ni en ningún punto del recorrido se ha de citar a las reses o llamar su atención. El buen corredor no toca las reses, les desafía desde una distancia prudente y respetuosa.
El corredor ha de prever el punto del Encierro en el que se va a retirar. Lo hará por los laterales del itinerario. No debe pararse súbitamente ni quedarse como espectador en el vallado, en un portal o espacios similares, porque entorpece la carrera y las posibilidades de defensa de los corredores.
Al entrar en la Plaza de Toros el corredor se refugiará con la mayor rapidez tras el vallado, dejándolo libre para los siguientes. No citará a los toros y dejará libre el ruedo para la intervención de los pastores y dobladores.
Otra actividad, un tanto peligrosa es la que se produce en la fuente de la Calle de Navarrería, donde diversos “saltadores” se encaraman en lo alto de la fuente y se lanzan al vacío esperando que la multitud los atrapen. No es la primera vez que algún saltador se rompe algún hueso porque no es “capturado” correctamente por la multitud presente.

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